Hermandad de Caballeros del Santo Entierro - Ferrol








 

  

AUTOR del SANTO CRISTO YACENTE: Manuel Corgo. 
PINTOR: Andrés Cardama.                                                 
CRONOLOGÍA: Año 1892.                                                
MEDIDAS: 150 cm.                                                            
MATERIAL: madera policromada

La imagen llama  poderosamente  la atención y se transforma en compasión  ya
que se siente en ella reflejada  la muerte.  Sí nos concentramos en su  contemplación
vemos  las  señales  del  tormento;  la presencia de esas señales, tan evidentes,  hace
que el que la contempla  reaccione  de la misma manera que ante un cuerpo humano
real, extendido y muerto.                                                                                                

       Lo más llamativo de esta imagen es su rostro. Los ojos, inundados por el blanco
de la muerte, están entreabiertos y se fijan en los del espectador: ojos de cristal cuyos
párpados poseen pestañas naturales. La frente es amplia. La nariz, de perfil clásico y
muy afilada,  forma en su continuidad  con  el  arco  superciliar un ángulo recto. Los
pómulos   están  acusados,  yendo el  izquierdo  muy  herido.  La  boca,  entreabierta,
muestra los dientes y la lengua.  El labio inferior presenta un  estrangulamiento en su
zona central.  El surco nasolabial apenas se insinúa.  La barba,  que termina  en  dos
puntas  que  se  cierran  sobre  sí  mismas,  está muy sumariamente tallada a base de
mechones  ondulantes;  barba que  es  ordenada  y  simétrica.  La cabellera,  de  pelo
natural,  es la original de  la  imagen.  La cabeza  se  encuentra  ligeramente  ladeada
hacia la derecha. El tórax presenta un somatotipo ectomorfo  (según la  clasificación
de SHELDON. Vid.: MAISONNEUVE, J. y BRUCHON-SCHWEITZER, M.:  Modelos
del cuerpo y psicología estética.
Buenos Aires, 1984).  La musculatura es de una gran
morbidez.  Las costillas se  insinúan  poco;  sí  se  destaca,  ligeramente,  el  arco  que
forman. El vientre es poco prominente. El  paño de pureza se ajusta a la pelvis y está
muy sumariamente trabajado: sólo destacan sus pliegues longitudinales achaflanados
y,  en buena parte,  paralelos.   Los brazos,  con  una  musculatura apenas conspicua,
descansan paralelos al cuerpo. Los dedos, ligeramente flexionados, aparecen tallados
con rigor  y  buena ejecución;   las  uñas,  en su unión con la carne,  forman  un  arco
semicircular.  Las  piernas  son  esbeltas,  pero  no acusan  ninguna  musculatura;  la
derecha está ligeramente flexionada. Las rodillas aparecen heridas. Los pies vuelven
a ser, al igual que las manos, fruto de una esmerada ejecución, destacando los dedos.

En esta realista imagen se ha  pretendido transmitir el patetismo y  el dolor de  la
muerte. Ello se consigue con una gran economía de medios. El artista prescinde de los
recursos empleados en los yacentes del pleno barroco (abrumador  patetismo  en unos
rostros completamente desencajados; ojos muy hundidos, gran abundancia de sangre,
lágrimas;  anatomía destrozada por la Pasión, etc.),  para, con unos medios reducidos,
alcanzar cotas  de  altísima expresividad.  Ahí  está la clave de esta imagen.  Su hondo
naturalismo  se  acrecienta  al  haberle  dado  a  la  carnación ese tono de palidez, tan
propio de la muerte.                                                                                                          

       La escultura,  realizada  con un fin procesional,  potencia una visión lateral;  está
ejecutada  para  que  desde  esa  posición  los  ojos  del  Cristo  se  claven  en  los  del
espectador.                                                                                                                        

       La imagen fue restaurada, en el año 1989, por Dª  Ana Loureiro Arias, que respetó
la policromía original.                                                                                                      

 

Texto sacado de la Publicación:
 
"La Cofradía del Santo Entierro de Ferrol (1951-2001)"

 

rumego@gmail.com